«Pocos debaten el hecho de que, en lugar de tirar una prenda usada a la basura, es mejor que encuentre una nueva vida». Así se expresa Begoña Cabaleiro, responsable de comunicación de la asociación Traperos de Emaús de Gipuzkoa, conocida por la recogida de muebles y venta de segunda mano.
El creciente apetito del mundo occidental por la moda rápida y desechable, alimentada por el abastecimiento y disponibilidad de productos baratos, significa que la sociedad está consumiendo y deshaciéndose de cantidades cada vez más grandes de ropa. Por ello, desde esta asociación impulsaron un proyecto dirigido a alumnos guipuzcoanos para que conozcan la otra cara de la moda.
Mediante talleres prácticos de dos horas de duración, los jóvenes se convierten en auténticos traperos por un día. A través de un juego de rol, deben clasificar en diferentes categorías (mujer, hombre, verano, invierno, niño, niña…) residuos textiles que se encuentran acumulados en una gran montaña. Para ello, cuentan con una cinta transformadora donde trabajan con sus manos sobre ella.
Los alumnos pueden organizar su propio mercadillo con prendas que ya no utilicen
«Con esta iniciativa buscamos la experimentación propia como fórmula para comprender la cara B del sector y los importantes impactos ambientales y sociales que a día de hoy la moda al uso genera en nuestro entorno. Los ejes propios de esta entidad son el compromiso con las personas y colectivos más excluidos de la sociedad y la movilización y sensibilización social para la transformación de un modelo de sociedad», apunta Cabaleiro.
También tienen que ocuparse de separar los restos de ropa y de cómo aprovecharla y reciclarla para después emperchar, preciar, almacenar…hasta colocarlo todo bien dispuesto en maniquíes para su venta.
Por este taller han pasado, por ejemplo, los alumnos de FP de Diseño Gráfico del colegio Salesianos de Urnieta. Los jóvenes, de entre 16 y 18 años, trabajaron en equipo y realizaron esta práctica de economía circular en la que comprobaron que los residuos textiles pasan a ser recursos útiles y pueden generar empleo local. Aunque al principio les costó organizar los residuos en las diferentes categorías, poco a poco le fueron cogiendo el truco. «Cuesta un poco porque cada uno tiene su propio criterio. Puede que para mi compañero un pantalón no sea reutilizable pero para mí sí», explica la donostiarra Izaro Palomares, una de las alumnas que participaron en la actividad.
Además, se les proyectó un vídeo a modo de reflexión. De esta manera, tratan de sorprenderlos con una narración que permita teorizar de manera más emocional cuáles son los problemas medioambientales y sociales y cuál es el futuro de la moda.
«La sociedad no está aún concienciada de la importancia de reciclar la ropa. Hoy en día el concepto de consumo consciente es muy importante a la hora de adquirir una prenda. Queda mucho por hacer, pero iniciativas como esta ayudan bastante a que abramos los ojos y nos demos cuenta de lo que está ocurriendo con el sector de la moda», dice Iker Aranda, alumno de Salesianos.
Para que el proyecto salte los muros del propio Emaús Social Faktory, han creado un rincón y un hastag (#atodotrapo) donde los participantes de los talleres se podrán hacer fotos y compartirlas en sus redes sociales para dar mayor visibilidad a la iniciativa. «Más allá que vivan durante el taller una experiencia interesante o no, tenemos la vocación de que sea transformadora», cuenta la responsable.
«Para que interioricen la filosofía de la reutilización, les plantearemos que de forma voluntaria preparen un mercadillo con sus propias prendas personales excedentarias. Nosotros les apoyaremos en la logística, y el dinero que recauden será para lo que cada grupo considere necesario: una cena, un viaje de fin de curso…», apostilla Cabaleiro.
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