Todos nos hemos deshecho alguna vez de un sofá, un colchón, un somier o un mueble. Son los conocidos como residuos voluminosos y su adecuada gestión se ha convertido en un reto ambiental para de las autoridades locales europeas. Es el caballo de batalla de las administraciones para andar hacia un mundo más sostenible. Cada vez hay más información y concienciación entre la ciudadanía y más proyectos para analizar el impacto de estos objetos y buscar nuevas estrategias de gestión. Un residuo voluminoso nace cuando alguien decide abandonar su uso original y convertirlo en deshecho. A partir de ahí, pasan por una serie de etapas, recogida, transporte y tratamiento, con la finalidad última de convertirlo en un objeto nuevo que pueda aprovecharse otra vez. A esto lo llamamos reciclaje y es el nirvana de los ambientalistas.
Bajo esta premisa ha nacido el proyecto europeo Urbanrec, cuyo objetivo es alcanzar el reciclaje o valorización del 82% de los residuos voluminosos que se desechan en el ámbito urbano. La iniciativa ha puesto en marcha acciones en cuatro regiones europeas: la provincia de Valencia en España, Flandes en Bélgica, Varsovia en Polonia e Izmir en Turquía. El Instituto Técnico del Plástico (Aimplas) es el coordinador de esta iniciativa público-privada en la que participan 21 socios entre empresas, entidades locales e institutos tecnológicos de siete países europeos.
Urbanrec se ha planteado recuperar 20 toneladas de residuos voluminosos en la provincia de Valencia. La Diputación y el Consorcio Valencia Interior, socios del proyecto, serán los responsables de llevarlo a los municipios para mejorar la logística, el tratamiento y aprovechamiento final de muebles, colchones, tapizados, textiles y productos plásticos a través de técnicas innovadoras como la fragmentación por corte 3D y la hidrogasificación catalítica por plasma, tecnologías desarrolladas por empresas valencianas.
Materias primas de calidad
La planta piloto que la empresa Ecofrag tiene en Agullent (Vall d’Albaida) ha desarrollado la tecnología de corte por fragmentación para segregar los diferentes componentes de colchones y mobiliario tapizado, y los transforma en materias primas de alta calidad. Estos residuos están construidos con materiales que actualmente no se reciclan debido a la falta de soluciones rentables, como la espuma de poliuretano, los plásticos rígidos mixtos y los tejidos mixtos.
La empresa Blue Plasma Power, que cuenta con una planta piloto en la ciudad de Castellón, ha desarrollado un nuevo sistema de valorización, la hidrogasificación catalítica por plasma, para obtener, a partir de espumas, madera o textiles, un compuesto químico de la familia de los aldehídos que tiene una amplia aplicación en distintos sectores industriales.
Por otro lado, la empresa Colchones Delax, situada en l’Alcudia, lidera la parte de reciclado de colchones de espumas de poliuretano. Su principal objetivo es transformar los colchones fuera de uso en materia prima que pueda ser de nuevo utilizada en la fabricación de nuevos colchones cerrando de esta forma el ciclo de vida del producto.
La tecnología desarrollada por estas tres empresas valencianas permitirá abrir nuevos mercados de materias primas secundarias a través de productos reciclados de alto valor añadido, como aditivos de origen renovable para la producción de adhesivos, disolventes, biocombustibles, textiles para la fabricación de nuevos colchones y plásticos sostenibles mediante fibras y maderas para la fabricación de mobiliario urbano.
De los 19 millones de toneladas residuos voluminosos que se retiran anualmente en Europa más de un 60% acaba en vertederos o incinerados. Las principales causas de esta situación son la dificultad para encontrar aplicaciones finales para los residuos tratados, altos costes de gestión, los problemas logísticos y la falta de legislación específica. Las zonas urbanas son las grandes generadoras de residuos precisamente porque son las grandes consumidoras de recursos y porque ahí residimos el 80 por ciento de los ciudadanos.
Resultados «prometedores»
La Comisión Europea, a través del programa de investigación Horizonte 2020, seleccionó este proyecto para financiarlo con más de ocho millones de euros, y un ámbito de actuación entre 2016 y 2019. En noviembre de este año se celebrará una jornada en Bruselas donde se expondrán los resultados y se presentarán varias guías de recomendaciones, explica Anabel Crespo, técnica de Aimplas y coordinadora del proyecto, quien adelanta que los análisis de costes que se han llevado a cabo son «rentables» y «muy prometedores».
Entre los beneficios que se espera conseguir, destaca la reducción del 50% del total de residuos voluminosos vertidos en las cuatros áreas de estudio, la valorización del 80% de los residuos voluminosos gestionados, con un beneficio estimado de 225,6 euros/tonelada, la reutilización de los residuos voluminosos en el 15% en las regiones de estudio mediante la creación de una red de empresas sociales y asociaciones sin ánimo de lucro, la reducción del 20% de las emisiones de CO2 derivadas de la gestión de los residuos voluminosos, evitando su vertido e incineración, la reducción de los costes de gestión de los ecoparques en un 30%, la implantación de campañas de sensibilización ambiental que prevén llegar a 12.000 ciudadanos en la provincia de Valencia y el diseño de medidas de incentivación ciudadana para fomentar la reutilización y el reciclaje de residuos voluminosos en entornos urbanos.
Con los residuos voluminosos se logra un porcentaje de reciclado muy pobre debido a la escasa participación ciudadana en su correcta gestión. Los ciudadanos depositan el residuo en la vía pública, muchas veces sin avisar a los servicios municipales para acordar su retirada. En otras ocasiones se producen vertidos ilegales o se depositan en contenedores de calle diseñados para los residuos domésticos, lo que reduce la posibilidad de reutilización de la mayoría de enseres.
Para reducir las malas prácticas, la Diputación y el Consorcio de Valencia Interior están desarrollando una novedosa campaña de información y sensibilización ambiental, cuyo objetivo es llegar a 75.000 ciudadanos. Estas actividades irán encaminadas a mejorar la información que dan los ayuntamientos a sus vecinos y a informar de las diferentes posibilidades de gestión que está desarrollado Urbanrec.