Conocer las técnicas de la confección y dominar la costura. Estas son las propuestas de ‘Atelier El Costurerico’, un programa que persigue facilitar la inserción laboral y que está impulsado por la Asociación Proyecto Abraham. «Con este programa también damos una nueva vida a las prendas que estamos reciclando, un nuevo valor», añade Felicidad Cano Martínez (Blanca, 1983), licenciada en Comunicación Audiovisual. Su principal objetivo, ofrecer una oportunidad a las mujeres en riesgo de exclusión social que llegan hasta su taller, todas mayores de 45 años y «con una historia compleja en la espalda».
-Nueve mujeres. Realizamos confecciones en cadena, encargos de empresas, particulares, diseñadores… Una empresa nos podría encargar, por ejemplo, la confección de unos estuches que quisiera regalar en un evento. Comenzamos con tres mujeres. Ahora, son nueve las personas que han conseguido un puesto de trabajo en este proyecto.
-Todas son mayores de 45 años, mujeres paradas de larga duración que se encuentran en riesgo de exclusión social. Algunas han pasado por problemas familiares, económicos… Cada una lleva una mochila en su espalda, una historia compleja. En nuestra asociación encuentran un empleo digno en el que desarrollarse, un sitio en el que consiguen las prestaciones que necesitan.
-Principalmente de nuestros contenedores, de recogidas puntuales y de empresas que a veces nos lo donan. Recibimos prendas que ya no se pueden utilizar o que deben ser arregladas, recogemos retales de tela y les damos otra vida. Transformamos estos tejidos para que puedan seguir usándose. Hacemos moda ‘upcycling’; creamos moda reciclada. Con un pantalón vaquero, por ejemplo, podemos confeccionar un peto.
-Uno en Puente Tocinos, en el que trabajan cinco mujeres, y otro en las instalaciones de Ikea en Murcia.
En total, en nuestros contenedores de recogida de ropa, calzado y juguetes, unas 2.500 toneladas. Tenemos contenedores repartidos prácticamente por toda la Región, en cuarenta municipios.
-Existe una parte del mercado de la confección que es muy precario. Hace un par de años, cuando estudié el máster de intermediación laboral en la UMU, decidí investigar este campo. Hay muy pocas empresas que trabajan en la confección en la Región. Y muchas firmas que se supone que pertenecen a este ámbito se han convertido en almacenes que reciben productos de otros países, como puede ser China. Otras empresas realizan pruebas de trabajo demasiado largas y no respetan los derechos laborales. Los consumidores, además, miran cada vez más el precio; no se fijan en los materiales, en la calidad y lugar del que proceden las prendas, solo en el precio. Existen muchos ejemplos negativos, pero nosotros nos quedamos con la parte positiva, con las instituciones y firmas que deciden contactar con nosotros.
-Los que están en buen estado se limpian y los que no están en buenas condiciones los reparamos. Solemos realizar una donación antes de la llegada de los Reyes Magos. A través de los servicios sociales y otras organizaciones, los donamos a niños que se encuentran en situaciones vulnerables o de exclusión social.
-La parte que no se puede reutilizar la llevamos a las industrias de reciclaje especializadas, donde se aprovechan de otra forma, como puede ser en la fabricación de nuevos productos a partir de las materias primas. Evitamos que la ropa y otros residuos acaben sin tratamiento alguno en los vertederos.
-Hemos organizado la segunda edición del taller de manualidades, que será en la Plaza Circular, en el árbol de Navidad, donde los niños podrán llevarse sus propios adornos ‘upcycling’. Con los tejidos que recogemos, los pequeños confeccionarán calcetines navideños, bolsas para caramelos, complementos de Nochevieja… Los talleres se realizan entre el 17 de diciembre y el 5 de enero.