Todos conocemos casos de productos caros que de repente quedan obsoletos: móviles que un par de años atrás eran tecnología punta, dejan de soportar las últimas aplicaciones, aparatos que dejan de funcionar de repente. Electrodomésticos, coches, tecnología… no esperamos que sean eternos, pero sí que duren un tiempo determinado. Lamentablemente, ese tiempo es a veces demasiado corto: cuando un producto tiene que dejar de usarse mucho antes de completar la vida media útil que se espera de él, estamos ante un caso de obsolescencia prematura.
Esto tiene un gran coste económico, pero también ambiental. Urge tomar medidas, urge encontrar una solución: por eso nos movilizamos para que haya una legislación que permita poner freno a la “obsolescencia prematura” en aras de un modelo económico más sostenible. Esperamos que los productos que compramos tengan una larga vida. Por eso…
– Pedimos una ley que, igual que establece que un producto debe ser seguro, obligue también a que sea duradero.
– Queremos que:
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El producto sea diseñado de forma que no haya piezas de calidad deficiente que se deterioren prematuramente, que sean demasiado frágiles para el uso normal del dispositivo o se use un ensamblado con materiales que impidan su apertura para reparación
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Reparar el producto tenga un coste notablemente inferior al de comprar un producto nuevo.
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El precio de los consumibles no pueda ser superior al del producto nuevo.
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La garantía sea superior a los dos años obligatorios actualmente en España. Y que esa garantía sea real (ahora solo se atribuye a problemas del producto durante los primeros 6 meses).
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Los fabricantes informen claramente sobre el producto: sobre su vida útil prevista, sus repuestos, las posibilidades de reparación, etc.
¿TE HA DURADO MENOS DE LO ESPERADO?